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"El leer hace completo al hombre, el hablar lo hace libre, el escribir lo hace exacto"
Francis Bacon

sábado, 30 de julio de 2011

Matilde: Amante de hombre rico...

En próximas fechas participaré en el proyecto de teátro "Ser mujer y no morir en el infierno", basado en el libro homónimo de Beartríz Escalante, bajo la dirección y adaptación de Verónica Gonsenheim. Para este efecto la directora nos pidió a las participantes, que en total somos 10, redactáramos una pequeña biografía presentando al personaje que nos otorgó.
Mi personaje se llama Matilde, tiene 25 años y es amante de un hombre rico. Es lo único que sé hasta el momento.

Aquí presento el resultado. Procuré evitar los lugares comunes dentro de lo que se puede, no es raro imaginarse a "la amante de un hombre rico" como TERESA y su larga telenovela del canal 2 (producto de exportación, por cierto), primero protagonizada por Salma Hayek y luego por Angelic Boyer. Sin embargo este escrito esta basado en las experiencias reales de personas con las que me he topado a lo largo de mi vida. En tanto es una fusión de varias mujeres que se resumen en Matilde. De ninguna manera es una crítica y si te sientes identificada es mera coincidencia.

Es importante mencionar que la directora para hacer más complejo el ejercicio decidió poner personajes sin relación alguna con nuestras propias vidas, cosa que veo bastante saludable.

Respecto a la actuación, en realidad nunca he explorado esta rama del arte, considero que no es uno de mis fuertes, pero tratándose de quien se trata, la procedencia de la invitación me es imposible rechazarla y resultará para mí toda una experiencia, como ya lo es desde ahora.
Sin más preámbulo: espero comentarios.

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CUANDO CREÍ QUE EL DINERO LO ERA TODO

La primer discusión de Matilde con su madre fué a los 13 años. Para ese entonces, Luz María, madre de Matilde, trataba de concluir la carrera universitaria que había dejado trunca cuando supo que estaba embarazada.
El motivo de la disputa fue que Matilde, a quien su abuelo con muchos esfuerzos le había costeado hasta ese momento colegios privados, quería pertenecer al club de "fancy girls" y había sido rechazada por el comité seleccionador por no vestir con ropa de marca. Como era de esperarse, por el temperamento caprichoso de Matilde, al regresar de la escuela encaró a su madre y le exigió que buscara una manera para llevarla de compras a Perisur o su vida se terminaría. Luz María decidió ese día sacar a la niña del Liceo Francés.
No había sido ésta la única señal de alarma para la familia de Matilde, tiempo atrás habían llamado a su madre de la dirección para decirle que se había peleado a golpes con otra niña y que el motivo del pleito era que una compañera de la clase de español le había robado su diario...
Ni los moretes, ni los llantos de ambas niñas, ni el enojo de la otra madre le habían sorprendido tanto a Luz María como lo que encontró en las páginas escritas con puño y letra de Matilde: "La odio porque por ella vine todos los días su mamá en una bella camioneta azul mientras yo tengo que esperar el transporte escolar porque mi madre no supera que ya no es tiempo de estudiar"... "Quiero su novio, quiero su ropa para educación física, quiero su pluma que le trajeron de Atlanta, quiero ser ella..."
Ahora 12 años más tarde, el abuelo de Matilde había muerto, su madre había reiniciado su vida al lado de otro hombre. A su padre nunca lo había frecuentado. Lo que sabía de él es que cuando su madre le informó del embarazo del que fué producto Matilde, los padres de su padre, empresarios adinerados, le habían enviado a él a estudiar al extranjero para evitarle la resposabilidad, que decían, arruinaría su vida. ..
Así que con el recuerdo de esa primer discusión que tuvo con su madre; Matilde trataba de empacar su inconforme infancia en cajas para empezar su propia vida.
"Sigo sin entender la famosa -lucha de clases- que trató de explicarme mi mamá esa vez... seguro quería utilizar para algo las tonterías que aprendió en la universidad", pensaba Matilde.
Se mudaría a la colonia Escandón con unas compañeras de sus cursos de idiomas que habían aceptado compartir renta con ella. Consiguió un trabajo temporal como guía de grupos de quinceañeras al Caribe, chicas en su mayoría extranjeras, que pasaban el verano "aprendiendo español en el paraíso", así que estaría unos cuantos días en su nuevo departamento para luego dirigirse a Playa del Carmen lugar donde empezaba el circuito.
Los últimos 5 años Matilde los pasó de fiesta, tratando de hacer amigos influyentes que le ayudaran a lograr sus objetivos. El tiempo pasó sin siquiera darse cuenta. Luego de la prepa tomó cursos de maquillaje y de inglés. Ahora intentaría con el italiano pues el francés lo había dejado oculto en la vergüeza de tener que abandonar el Liceo y nunca más lo volvió a practicar.
La verdad es que su preocupación más grande era conseguir dinero, tener dinero, hacer dinero. Tenía ganas de todo: salir a restaurantes caros, comprar joyas, utilizar ropa de diseñador, viajar como turista... odiaba a las niñas que llevaría de viaje tanto como aquella otra a la que le dejó el ojo morado en la secundaria. ¿Qué clase de justicia existe en el mundo para que unos pueda acceder a todo y otros no?...
Pensaba con frecuencia que si su madre hubiese sido suficientemente astuta habría atrapado a su padre y entonces ella no tendría que sufrir carencias.
En su vida había un amor. Su único amor.
Se conocieron en la secundaria pública a la que la cambiaron luego del Liceo, en ese entonces todo lo que sabía de él es que le gustaba el fútbol y vivía en Santa Ursula. No lo amaba pero era el primer y único hombre en su vida y se había acostumbrado a él.
Rafaél nunca había querido comprometerse con ella al saberse poca cosa para las aspiraciones de Matilde, sin embargo se veían con mucha frecuencia, se hablaban diario y se apoyaban uno en el otro. Matilde consideraba que eso era más que suficiente, en lo que encontraba un hombre que la sacara de pobre.
Rafael se comprometió muy joven con una chica de su barrio, tenían una hija , pero siempre aseguró que eso era lo único que tenía con ella. Matilde no se preocupaba demasiado pues esta hija y esta chica pertenecían al mundo de lo abstracto y finalmente ella no tenía planes de nada con Rafael. Para su sorpresa, un equipo importante de fútbol se fijó en él y empezó a jugar en primera división.
Se había acostumbrado tanto a él que esto de que fuese estrella de fútbol no le sorprendía mucho, más que porque su tiempo juntos se había reducido considerablemente.
A partir de ese momento Rafaél procuraba cumplir todo los caprichos de Matilde, siempre que podía, claro... Su tiempo estaba dividido entre los entrenamientos, sus responsabilidades como padre y su romance por Matilde.
En efecto, Rafael nunca fue suficiente para Matilde, ella lo quería todo, incluyendolo a él. Desde que se volvió rico y famoso, cada vez le pertenecía menos.
El verdadero problema llegó cuando Rafaél tuvo a su segundo hijo con la madre de la primer criatura. ¿Qué no lo único que tenía con ella era un hijo y algo de compasión?
Matilde supo entonces que lo quería más de lo que siempre había pensado y que probablemente él había preferido a la otra. Aún cuando la historia se desarrolló simultáneamente. Rafaél no se había decidido por Matilde para entablar un compromiso.
Por una parte se sentía fuertemente afectada por el hecho, pero por otra Matilde sabía que cuando existen los compromisos hay necesidad de mentir y que en el triángulo amoroso que existía entre ellos, la mujer de Rafaél, la anónima de quien nunca había querido saber su nombre, era la única engañada, o ¿ no?.
De lo que Matilde estaba segura es de que No le gustaba el papel de víctima, así que se decidió por el antagónico. Matilde era la villana de su propia historia. Estaba segura de que este segundo hijo se trataba de la forma en que su mujer amarraría la recién adquirida fortuna de Rafaél. Así que Matilde quería encontrar la manera de quitarle todo su dinero. Se solucionarían todos los problemas: ella tendría dinero propio, la mujer de Rafaél lo dejaría y entonces también tendría a Rafaél.
Los días transcurrían, la costumbre volvía la situación cada vez más natural. Matilde, a sus 25 años, era la amante; la amante de un hombre rico.
El dinero para ella era la vida.

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