¡BIENVENIDO!

"El leer hace completo al hombre, el hablar lo hace libre, el escribir lo hace exacto"
Francis Bacon

lunes, 15 de marzo de 2010

CELOS

Extraños sentimeintos, los celos.
Son los sentimientos más difíciles de legitimar.

Los celos no tienen el aspecto atrayente del deseo, no se presentan disfrazados de justicieros, como la ira, ni se adornan con ningún artificio, como el orgullo; ni siquiera son letárgicos, como la ignorancia. Cualquiera que sea la perspectiva desde la que los analicemos, se presentan como un horrendo y miserable personaje: peor que el hastío, el egoísmo, la monotonía y la amargura.

Hay varios grados de celos, una amplia gama que va de la envidia pueril y negada a la rabia feroz, ciega y devastadora. La envidia benigna, normal y corriente, es la que se aloja en pensamientos semiinconcientes y se expresa en comentarios que desacreditan.
A esos celos de medio pelo se opone los desgarradores y despechados celos obsesivos, que pueden llegar a convertirse en accesos de furia incontenible ante una infidelidad o una traición. Nacen en el momento en que hacemos conciente que se le ha otorgado una distinción a un tercero cuando esperabamos recibirla nosotros.

En todos los casos, los celos se originan en una herida del yo, de modo que son el resultado de una ilusión rota.
Los celos conducen rápidamente al odio y la obsesión. Sus consecuencias, incluso pueden llegar hasta el crimen. Resultan tan trágicos como el engaño del que han surgido.
Por complicados que sean los celos, son fundamentalmente "la incapacidad para alegrarse de la felicidad ajena".

Por si fuera poco, los celos son absurdos para quien los siente, pues, a no ser que se recurra a la violencia, "él mísmo" es su única víctima.

El despecho del celoso no impide que los las personas que le causan ese mal tengan más felicidad, éxito, placer o compromiso. Por lo tanto los celos son la mejor forma de autoflagelarse emocionalmente.

Ser engañado por la persona a la que nos sentimos muy apegados destroza el corazón, pero el responsable de ese intenso sufrimiento es profundo y más intenso que ningun otro, AMOR PROPIO: "En los celos hay más amor propio que amor".

La verdad de los celos en este sentido, de traición o de una tercera persona en discordia, se resume en una frase taladrante al interior de quien los sufre "No soporto que sea más felíz con otr@" y en el constante y secreto cuestionamiento "¿porqué no yo?, ¿qué encuentra en ella que yo no tengo?".
El miedo al abandono y el sentimiento de inseguridad están íntimamente unidos al amor a uno mismo, la esperanza y la renuencia al rechazo.

En un caso así, es tremendamente difícil conservar la ecuanimidad.
La lógica señala y exige la pronta respuesta a la siguiente pregunta: ¿qué impide alegrarse y alejarse al ver que una persona querida es más felíz con otra, que no soy yo?

Si deseamos de verdadera la felicidad de alguien, no podemos imponerle la manera de ser felíz. Sólo el ego tiene el descaro de creer: "tu felicidad sólo es posible conmigo"...

Pensar que aquél que quieres, debe hacer lo que a ti te gusta equivale, realmente a quererte a ti mismo.
****

Y la verdad nadie merece más mi cariño que yo. Así que asumelo, tu felicidad sólo está conmigo.
Es cuestión de tiempo jaja

No hay comentarios: