El Corte Inglés, emporio del consumismo y lugar de esparcimiento insetado en la vida cotidiana de los españoles, trae con cierta periodicidad cosas de algún país "exótico" del mundo.
Hace poco fué India y ahora es México.
Una suerte para mí pues significó la posibilidad de comprar unos pelones, unas lenguas de gato, valentina y Selz soda, que estando lejos y con el principio de escacez encima, me hacen agua la boca cada que pienso en ellos.
Los lugares son las costumbres.
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Me senté unos minutos a tomar una Coronita pues me pareció surrealista beber enmedio del gran almacen que es el Corte Inglés rodeada de los aparadores de Armani, Dior y Carolina Herrera, escuchando música de José Alfredo, que ambientaba y sentada en un banco con decoración kitch al estilo "fonda". Nuestro México tan colorido y sabroso.
Obsevé a las personas que estaban comprando cositas mexicanas. Había otros como yo buscando sabores familiares y también algunos españoles atraídos por los colores y (como siempre) la plata.
El chico de la agencia de viajes me sonrió e invitó a participar en una rifa para un circuito por la Riviera Maya y la Ciudad de México, al descubrirme mexicana consideró que no me llamaría la atención y sinembargo me dió un boleto. Le dije que si conseguía un novio español y me sacaba el viaje ya tenía cómo llevarmelo. Él se rió, me ofreció su pluma para llenar el formulario y se mantuvo curioso cerca de mí mientras platicaba con la chica de la improvisada cantina. Luego se acercó otra encargada del CI solicitando a una mexicana porque había una señora que pedía algo desconocido para ella, el chico de la agencia dijo "ella es mexicana pero es clienta, aunque seguro si le preguntas sabrá de qué se trata".
La señora quería huitlacoche fuí con ella a buscarlo y lo encontramos. Dijo haber vivido en México un tiempo y le descurbí nostálgica y enamorada de nuestro país. Así, de la nada, me convertí en parte de la feria "México en el Corte Inglés".
Comence a dictar recetas de cocina, a describir el azúl de nuestro mar y la inmensidad de la Gran Ciudad y poco a poco la gente me reodeo para escucharme.
Los lugares son las personas.
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En el restaurante el menú especial era, por supuesto, de comida mexicana. Los cheffs del Cessa y auténticamente mexicanos hicieron una extraordinara ejecución artística en los platillos. He de reconocer que hace varios meses que no comía tan bien.
Un delicioso chile en nogada por sólo 5 euros me pareció un regalo. Y cuando mandé felicitar a los creadores por su trabajo, dijeron que se estaban esmerando mucho en hacerlo lo mejor posible y perfectamente apegados a las recetas.
Me gusta mucho de los mexicanos esas ganas con las que "nos compartimos". Estamos orgullosos de quienes somos y nos gustan los extranjeros como observadores.
Los lugares son los sabores.
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