Quizá porque lo leí a los 16 años y no alcancé a comprender, e incluso sentir, la realidad descrita por sus narraciones sobre la cotidianidad de un hombre solitario ... A esa edad, con la ingenua vida en rosa dentro de mí, no pude significar que la manera de fumar del "extranjero" se debía al hastío, el desencanto, la soledad del hombre moderno y posmoderno...
Terminé el libro por disciplina. Y siempre pronuncio su nombre como si fuera inglés.
Y ahora que me topé con esta revista que hablaba de la vida y muerte del "extranjero", más extranjero:el argelino -parisino Albert Camus, lo valoré, lo admiré y agradecí su vida tan corta que terminó a sus 47 años, hace ya 50, de la manera en que él mismo decía era peor morir: en un accidente de auto.
Generacionalmente nunca me he sentido más identificada que con las palabras que pronunció Camus en su discurso de agradecimiento al ganar el premio Nobel:
"Cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe que no lo hará. Pero su tarea es más grande, Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida en la cuál se mezclan revoluciones frustradas, técnicas descontroladas, dioses muertos e ideologías extenuadas. Esta generación deberá restaurar únicamente a partir de sus negociaciones de lo que hace la dignidad de vivir y de morir"
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